Atlético fue el boxeador que nunca se da por vencido. Al que golpean, aturden arriba y abajo; al que lastiman y cae, pero sin dudarlo se pone de pie. Atlético no entendió que este partido debía quedar para Estudiantes. Nunca lo asumió y entregó hasta la última gota de sudor cuando antes de sufrir el 0-2 de Maximiliano Núñez había desperdiciado dos claras en los botines de Gonzalo Bustamante.

Parecía que el "pincha" cerraba una faena amparada en la definición del "Tormento" Duván Zapata y en el cross de Núñez. No sólo eso. A la ferocidad de la ofensiva, Estudiantes le agregaba la cuota de garantía que Gerónimo Rulli entregaba con sus saltos, atajadas y su gran despliegue en un arco que achicó hasta convertirlo en un juguete de bolsillo.

El marcador era adverso, las situaciones no. Por eso, cuando Luis Rodríguez logró pincharle el cero a Rulli y descontar el tanteador, una luz de esperanza volvió a brillar sobre cielo catamarqueño. Entonces, Atlético se envalentonó, se olvidó de que Román Martínez era una calesita efectiva. Que Román giraba de espaldas al arco de Lucchetti y así y todo Zapata recibía la pelota redondita y al pie.

Esa clave, la de un volante central creativo fue el punto de inflexión entre unos y otros. Diego Barrado estuvo corto y Atlético lo sufrió. Faltó esa cuota de astucia que Gonzalo Bustamante trató de poner por las bandas. También faltaron el pase final y las gambetas de un Juan Pablo Pereyra devenido por momentos en autito chocador.

Al "Flaco" lo absorbieron y a "Pulguita", salvo por su mágico gol, también. El partido se iba, Estudiantes demoraba y Atlético desesperaba. El tiempo castigó aquellas desinteligencias del inicio y todas las ganas que puso un Atlético que no mereció irse por la puerta de atrás. La lógica del fútbol lo mató. La efectividad también. No le faltó corazón, sí categoría. Cayó contra un boxeador mejor plantado y con chapa de candidato al título.

CLAVES

1

Una de las razones por la que Atlético no pudo empatar siquiera fue Gerónimo Rulli, el arquero de Estudiantes. El joven se atajó todo y además contó con la colaboración de los atacantes "decanos" que no acertaron.

2

La otra razón para justificar la eliminación se llamó Duván Zapata. El delantero fue una pesadilla para los centrales de Atlético, ya que no sólo marcó el primero sino que obligó al error en el segundo.

3

Dio la sensación de que la diferencia entre los equipos de Primera que no se notó la semana pasada, sí lo hizo en el partido de ayer. Estudiantes no perdonó ninguno de los errores defensivos de Atlético.

4

"¿Y ahora?", es una pregunta que varios se hicieron luego del final del partido y la eliminación de la Copa. Los 50 puntos en el torneo serán el único objetivo que tendrá en el horizonte hasta el final de temporada.